martes, 16 de junio de 2009

Bloomsday

(work in progress)

lunes, 15 de junio de 2009

"Hay quienes predicen el futuro, pero es mucho más difícil predecir el pasado."
António Lobo Antunes

¿(De) (A) Quién salva la palabra?

Las palabras son inútiles. A menudo pienso que no sirven para nada, y esto me pasa con mucha frecuencia. Me pregunto continuamente si de verdad tiene algún sentido escribirlas y, a escondidas, comparo la escritura con otras artes para comprobar si está a la altura de éstas, si es capaz de emocionar como lo hace la Sarabanda de Haendel, o un tango o una canción de los Rolling; si logra revelarnos algo como lo hace Piero de la Francesca, o una muchacha de Veermer o cualquiera de los horrores de Bacon; si trasnmite como lo hace "Cuchillo en el agua" de Polanski. Y no solo eso, trato de amplificar la analogía a la ciencia, a la matemática, a todo pensamiento humano para saber de su utilidad, de su eficacia, para descubrir si verdaderamente es depositaria de conocimiento, o nos hace crecer, o crecernos y no solo aúlla y confunde y resulta infructuosa al tratar de expresar algo.
En manos de un gran maestro la literatura, parece, alcanza eso que algunos llaman Verdad o Belleza o eso que otros no sabemos llamar. Pero leyendo a la inmensa mayoría de escritores, leyendo mis escritos, no parece tan claro. Me asaltan dudas casi a diario, incluso en ocasiones, ante grandes obras literarias. Es cierto que soy desengañado y muy poco crédulo, lo que me hace someter a análisis y contranálisis las razones de la existencia de este oficio. Quizá sea un gran escéptico o un malísimo lector. A veces no me fío de la literatura, creo que debe estar siempre bajo sospecha, en el sentido de que se le ha de requerir el nivel más alto de exigencia. Sólo así puede entenderse la escritura. Pero sigue quedando la duda: ¿por qué? Y como inmediata cuestión o quizá previa a todas ellas lo que ya formuló Vila-Matas: "¿Quién soy yo para escribir y quién eres tú para leerme?".
Tras recibir el premio FIL de Literatura el escritor de voces António Lobo Antunes dio-me dio respuesta en México ante el auditorio de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Me servirá para calmarme un tiempo. Aunque con él surgen nuevas y devastadoras preguntas, su literatura es bélica, es a fuego y metralla, me deja minado cuando termino de leer algo suyo.

Su última novela "Mi nombre es Legión" ("O Meu Nome é Legião" en el original, ¡qué maravilla de portugués!) ya está disponible en español con una excelente traducción de Mario Merlino. Si queréis destapar su cascada de voces tenéis aquí disponibles sus primeras páginas.

El arranque de la novela me recuerda a un cuentillo que escribí hace ya tiempo y que me dieron ganas de prolongar pero que se quedó en eso, en cuentillo. Aquí lo inserto:

Coito

"Dos amantes desbordados por la pasión, casi anudados por sus piernas, deseosos de ser el otro, de hurgar en el sitio secreto del amor. Dos seres que no han dejado duda de la inmensa capacidad de besar que poseían. Dos personas, un hombre y una mujer, que elevaron la raza humana al noble pabellón de los dioses. Dos deseos sexuales incontenibles hechos carne en dos personas concretas, fornicaron sobre el suelo de un apartamento horas y horas, haciendo del tiempo una orgía desvergonzada. Con las luces apagadas y los ojos encendidos, es probable que las bocas entreabiertas; con la disposición natural del que lo mismo besa que adentella, con la misma respiración de los mihuras en el ruedo. De este modo, con aspecto primitivo y exhausto, yacen los cuerpos desnudos de Aitor Azurmendi y María Buitrago en la moqueta del apartamento del joven, con doce puñaladas en el pecho de éste y siete en la espalda de ella de lo que podemos inferir la muerte es causa de ello. Con este dato doy por concluido el primer informe según establece el reglamento esperando que sea de utilidad a su señoría D. Juan Duarte y Bonilla y sirva de esclarecimiento a la causa pendente.
Sin más que añadir y a la espera de otros hallazgos, Gonzalo Arsuaga, oficial de policía número 628 y perito forense asignado al caso."

“La poesía es un gesto de adolescente frágil, inerme, que apuesta lo poco que tiene por algo que no sabe muy bien qué es… y que generalmente pierde.”
Roberto Bolaño

sábado, 2 de mayo de 2009

Un poco de poesía visual

Tomo prestado un sencillo poema visual de un autor que ahora no recuerdo (lo siento, el plagio es bienintencionado) para hacer esta píldora visual. ¿Belén, te acuerdas de la mujer gallina?

HISTORIA DE AMOR

viernes, 1 de mayo de 2009

El perro en casa

Visita a Polonia. Cracovia, bella ciudad universitaria, en parte convertida en guetto durante el nazismo, arte pagano, tradición judía, fervor católico. Asistí a la inauguración del Off Plus Camera Festival de Cracovia (gracias Ula y Kamil) donde además del concierto de un americano que tocaba el violín de forma sospechosa, vimos el film que abría la sección oficial y tomamos canapeses varios y vinitos. Me hubiera gustado toparme a un Fernando Trueba erigido en insigne miembro del jurado pero no lo ví entre copas. Antes de ellas vino la película que es de lo que verdaderamente quiero hablaros.

“Johnny Mad Dog” es una coproducción entre Francia, Bélgica y Liberia que aborda crudamente la tragedia de los niños de la guerra en un país sacudido por convulsiones políticas, corrupción, anarquía y con el omnipresente odio entre etnias y la impotencia o inacción de la ONU como telón de fondo. La película me revolvió, me gustó, no me gustó y no terminó de convencerme sucesivamente, en parte porque su desfile de extrema violencia casi te vacuna contra ella misma y resulta inane para hacernos entender el drama real de unas vidas que valen lo que un céntimo de corona checa, absolutamente nada. Dejando atrás valoraciones formales, la película es valiosa porque planta los ojos sobre un mundo aberrante con el que convivimos en estos mismos instantes. Desde luego, salir del cine e intentar decir cualquier palabra u optar por no decir nada resulta un ejercicio malabarístico, más difícil aún con el mal cuerpo que se queda (horrible costumbre burguesa la de ir al cine después de cenar).
La crudeza de las escenas se sucede hasta un punto pocas veces visto pero me quedé clavado cuando el director y otros miembros del equipo aseguraron que las situaciones reales excedían en mucho a lo proyectado. Queda claro que en la película no deja de haber violencia porque estos chicos no cesan de matar y ser matados de forma salvaje. Me acordé de lo que Guardiola me dijo un día al respecto de “Estado de sitio”, una obra de Camus que estuvieron analizando en “la Rota”: “la única forma de matar a alguien es deshumanizándolo”. Me quedé pensando en eso y en otras cosas, en lo estúpido que resulta ir al cine para ver desgracias ajenas y compadecernos, y en lo estúpido que resulta pensar esto último.

El día anterior había tenido una larga discusión sobre inmigración, alianzas zapateras y desalianzas de civilizaciones con Petr, un amigo polaco, y me había visto soltando un cúmulo de argumentos en parte inventados, en parte copiados (todos ellos medianamente digeridos) que habían resultado convincentes a la hora de explicar que no es fácil cerrar las fronteras a los que vienen; que tampoco es fácil abrirlas. Le hice dudar de sus argumento en contra de la inmigración aunque yo también quedé tocado por los suyos. Ahora a la salida del cine me sentía produndamente imbécil, lo que había visto refrendaba algunas cosas que dije la noche anterior y machacaba otras muchas. Más en lo hondo me dolía aquella gente de la pantalla. Estamos viviendo en el paraíso, decía Petr, y eso es el puto infierno. Es el verdadero infierno, concluyó. Y en efecto lo era, al menos lo más parecido al concepto de infierno que yo tenía en la cabeza.

Al acto de presentación en Cracovia iban a asistir dos protagonistas reales de la historia ahora reformados pero no pudieron por problemas con el internado en el que residían. Me hubiera gustado ver en persona a alguno de ellos. Hace poco me entero que otro chico con un pasado igual de cruento, en otro país del África negra, está ahora en Almería cursando estudios de grado superior en “análisis clínico” gracias a las becas de una ONG. Asistió a la proyección de “Johnny Mad Dog” en San Sebastián y manifestó sentirse raro, no demasiado bien, pero en modo alguno culpable por lo que hizo. Eso me hizo pensar y pensar sin llegar, casi como siempre, a ninguna conclusión. Aviso a todos aquellos que tengan preparada la piedra para el primer lanzamiento. Víctima o verdugo. Si hay dos términos cada vez más confusos son estos. Me asusto al pensar en lo que todos llevamos dentro y más aún me asusto cuando descubro la inmensa capacidad de perdón a la que debemos estar dispuestos para solucionar nuestras diferencias y seguir adelante. ¿Seremos capaces? Deberíamos; nunca sabremos bajo que signo futuro, o por qué giro macabro nos veremos obligados a implorarlo.



miércoles, 29 de abril de 2009

El buitre

"Un buitre me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía la obra.
Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.
- Estoy indefenso- le dije-, vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies: ahora están casi hechos pedazos.
- No se deje atormentar- dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.
- ¿Le parece?- pregunté- ¿quiere encargarse del asunto?
- Encantado- dijo el señor-; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, ¿puede usted esperar media hora más?
- No sé- le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor, después añadí-: por favor, pruebe de todos modos.
- Bueno- dijo el señor-, voy a apurarme.
El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que había comprendido todo: voló un poco, retorcedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente. Al caer de espladas sentí como una liberación; que en mi sangre que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba."

Franz Kafka

martes, 31 de marzo de 2009

Los ocho pecados capitales del arte contemporáneo


A propósito de la exposición de Francis Bacon en el Prado (nunca me perdonaré no haber ido a visitarla) estuve buscando información sobre el célebre pintor irlandés. De su biografía pasé a una cosa y luego a otra, y acabé preguntándome por el arte contemporáneo en general. Hay algo en las pinturas de Bacon que me subyuga y me aterra por igual. Sus cuadros no dejan de hablarme pero es sorprendente lo mudas que se quedan ante mí las pinturas de otros artistas recientes, lo que me produce sentimientos contradictorios. ¿Es en gran medida el arte contemporáneo una estafa? ¿Por qué resulta tan vacío? ¿Es un signo de nuestro tiempo o es lo que nos pretenden transmitir propiamente los artistas? Más allá de ingenuas conjeturas hace tiempo hojeé un interesante libro de José Javier Esparza, en el que el autor se aventuraba a lanzar algunas claves que están vaciando de todo sentido al arte actual. No estoy de acuerdo con todas sus tesis pero sí al menos me parece interesante que promueba cierto debate con sus comentarios. La broma de Duchamp, que era broma y era arte al mismo tiempo, tuvo su sentido en las vanguardias de principios de siglo pero parte de los artistas contemporáneos, ¿no han repetido hasta la saciedad ésta y otras fórmulas del siglo pasado?


Les dejo con un pequeño extracto en el que se enumeran los delitos en que se incurre actualmente:


1. Búsqueda obsesiva de la novedad, objetivo fundamental del creador. El artista no aspira a crear una buena obra, sino una obra nueva, que sorprenda por su novedad.
2. Desaparición de significados inteligibles. Si no se entiende, mejor. Si se entiende, el artista cree que ha fracasado.
3. Transversalidad de los soportes, todo vale, el propio soporte se convierte en arte.
4. La consagración de lo efímero.
5. La vocación nihilista, la carrera desenfrenada por destruir cualquier referencia sólida, estable.
6. Apariencia de subversión, cuando en verdad está en gran parte subvencionada desde el poder de turno, que sigue sin entender ese arte, pero que se siente moderno amparándolo.
7. El naufragio de la subjetividad del artista, que no valora otra realidad distinta de propio yo, y que, termina por no entenderse ni él mismo.
8. Obliterar cualquier búsqueda de la belleza, concepto que se considera retrógrado y perverso.
Dicho esto, considero que hay dos cosas que el arte contemporáneo no logra fraguar en muchas obras:
1. Muchas de las obras y los artistas no logran hacer que la obra “hable”, en el sentido de obrar en una forma cierto concepto o contenido del mundo, que sería lo que las torna inintelegibles para el público. El arte, o el concepto de arte, que se maneja es el artilugio por el cual un artista troca en forma (imagen) un contenido (idea del mundo): muchas veces asistimos a obras que en su forma no contienen ni sostienen el concepto que quieren revelar y ahí es cuando se rompe esa relación.
2. Las instituciones del arte (museos, críticos, galerías, bienales, mercado) son las que muchas veces ponen en el lugar del arte a artistas y obras cuyo obrar no ha dicho nada.

viernes, 27 de marzo de 2009

Felices los normales

Felices los normales, esos seres extraños.
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.

Roberto Fernández Retamar

lunes, 16 de marzo de 2009

El oficio de Bernardo Soares

"Escribo acunándome, como una madre loca a un hijo muerto"
Livro do Desassossego

Ferran Fernández


Vagando por blogs ajenos encuentro a un escritor interesante: Ferran Fernández, poeta barcelonés que entre otras cosas ha ejercido el periodismo y el diseño editorial y gráfico. También ha trabajado en el campo de la poesía visual; se deja ver ese experimentalismo en algunos de sus poemas.

Una muestra:


BAJOS FONDOS (PARÍS)

Me introduje
en los bajos fondos
para buscarte
amor
y casi me arrolla
el metro


MANDAMIENTO

Ámame sobre todas las cosas

por ejemplo

sobre la alfombra
sobre la mesa
sobre la arena de la playa


LIPSTICK

Dulce y querida
amiga mía

a tu cama
le falta algo

no sé

tal vez
un precioso mástil
donde izar
tus labios rojos



RENTA LIBRE

A veces
vivo sin vivir en mí

pero no por ello
mi casero me rebaja el alquiler



AMOR MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

Haced como yo

conservad debajo de la cama
los cadáveres de vuestras antiguas amantes

conviene tenerlos a mano
para cuando necesitéis resucitarlos


SOBRE LA LÍNEA RECTA

No voy a contradecir
a las matemáticas

efectivamente
la línea recta es la distancia
más corta entre dos puntos

pero no siempre es conveniente trazarla

en algunas ocasiones
puede resultar más interesante
acercarse en círculo
de un punto a otro
dándonos tiempo a comprobar
si es bueno unirlos
o si por el contrario
lo mejor es dejarlos indefinidamente inconexos

a veces
trazar una simple línea recta
entre dos puntos provoca una catástrofe

una verdadera catástrofe

lunes, 23 de febrero de 2009

A propósito de "El increíble hombre menguante"


Quiero saber qué se esconde bajo los muebles. Quiero vivir la experiencia única, el riesgo milimétrico de un gato y una araña de proporciones cretáceas. Quiero mirar un átomo de igual a igual y sentir la vibración de sus electrones.

La ciencia ficción nos sitúa en el corazón más inhóspito de lo posible. Con esta película el género enseña una lección importante. Mientras los focos apuntan al cielo siguiendo la estela de los Armstrong y compañía, todo un cosmos inexplorado sigue su curso en la tierra.

El cine hace posible esta experiencia y la presenta con una viveza absoluta. El protagonista es un Robinson en una isla extrañamente familiar. Es un Gulliber de andar por casa, pero qué proporciones adquiere su aventura.

Está presente el miedo a lo diferente, a lo desconocido, cuando paradójicamente resulta que ese mundo nos rodea.

La película nos hace sentir niños porque recuperamos el sentido de la aventura, de la imaginación y de la fantasía que nos desbordaba en nuestros juegos. El protagonista sale del sótano de pesadilla y lejos de asustarse por lo que le espera ahí fuera, permanece tumbado en la hierba maravillado por las estrellas y ansioso por investigar el universo ante sus ojos. El hombre más diminuto de la tierra está más cerca que nunca de entender sus leyes. Su espíritu encarna el “atrévete a saber” de la filosofía griega. Ese precepto animó a continuar en su aventura a los ascetas, a los científicos, a los poetas, y, ahora, hace palpitar el corazón nanométrico de un hombre convertido en el Dios de las pequeñas cosas.

miércoles, 11 de febrero de 2009

La invasión L-Bands ha llegado



Han venido a la Tierra para quedarse. Praga te depara muchas sorpresas y una de ellas se ha materializado en forma de abducción, todo lo que puedo decir es que he establecido contacto con seres venidos de otro plantea. Después de todo lo que se ha escrito y dicho sobre este tema puedo confirmar que existe vida inteligente en el espacio exterior, es más, no solo inteligente, también original, única, inspiradora... Los extraterrestres son más que hospitalarios, me dejaron un recuerdo: una pulsera traida de L-Planet, su lugar de origen. Por suerte han venido cargados de ellas y quieren compartirlas con los terráqueos.

Es díficil divisarlos, ya saben que las inteligencias secretas de todos los países van tras ellos pero han dejado una pista. Visítenles, quizá puedan llevarles de paseo en su nave si adquieren una L-Band. Yo ya tengo la mía.




martes, 3 de febrero de 2009

Marilyn se embarca a Manaus para nunca más vivir

Otra noche con Dragó después de tanto tiempo. Esta vez por Internet. Hubo dos invitados, uno tras otro. Y otra vez que he salido tocado del programa.
El primero ciertamente estuvo bien por el tema que se trató, que me encanta, aunque el escritor en sí, Ignacio Carrión no pasaba de discreto. Una nueva biografía de Marilyn, personaje por el que me obsesioné mucho antes de que muchos se obsesionaran y sin apenas tener juicio de razón y cuando todavía no miraba a las mujeres con ojos sexuales y todo eso. Aunque tampoco han dicho nada que no supiera, ha estado bien recordar algunos de sus episodios. En verdad, una mujer impresionante. Concluye el autor que confía más en que la asesinaron: "todo el mundo estaba de acuerdo en que les venía muy bien que ella se suicidara". Una leyenda, pero sobre todo una increíble muchacha tan hechizante pero al mismo tiempo tan frágil que hace pender de un hilo a cualquiera que se acerque a ella.
Lo importante ha pasado en el segundo. No sé cómo será el escritor, pero este Sergio Berrocal, nacido en Tetuán, me ha dejado impresionado, la persona digo. Sobre todo porque he visto a un hombre que está, y lo digo en serio, a punto de suicidarse, o lo que es peor, que se da por muerto el resto de sus días porque no tiene valor para hacerlo. A Dragó le ha costado reconducir la entrevista a otra cosa que no fuera la muerte y lo desdichado que es el autor. Todo esto contado sin el más mínimo atisbo de pena, imagínenlo por Dios, contado como quien se está tomando un café y diciendo claramente lo que hay, lo que ha sido su vida, lo que es. De esto trata su última novela, "Último vuelo para Manaus". Ya comenzó esta suerte de narraciones autobiográficas con una primera novela y lo cuenta así:
"Claro, todo esto comienza con la historia esa que conté hace tiempo en aquel libro, que surge cuando una muchacha se pega un tortazo con un coche, y nada, y muere, lo malo viene cuando me entero de que esa muchacha es mi hija. Y yo desconocía que tenía una hija, lo descubro después del accidente, cuando ya no puedo hacer nada para recuperarla..."
Él sigue narrando varios episodios de su novela - de su vida, y concluye que hay muchos valientes que se suicidan. Que de verdad, de verdad no cree que se suiciden los tontos, no, no, que va. Y dice otros argumentos que te dejan tiritando. Y Dragó le pregunta que si él ha estado tentado como el personaje de su novela que se asoma al balcón de una habitación de hotel en Brasilia. Y Sergio dice que sí, que ha estado allí dos veces y que estuvo a punto de hacerlo las dos, pero que la vista desde el hotel sobre la ciudad de Brasilia es preciosa con el lago Paranoa allí abajo, y al final no lo hizo no sabe porqué, quizá por eso. Lo ha dicho con una tristeza infinita, pero puedo asegurar que lo ha contado con la mayor simpleza del mundo, sin cargar las tintas, sin dar pena, sin remedos literarios. Puede que un poco pero ínfimo, porque por mucho que uno quiera desnudar estas afirmaciones dichas con esa sobriedad no puede hacerse sin que resulte poético. La cuestión es que en absoluto lo ha hecho por eso. El caso es que Dragó ha tratado de reconducir, con sonrisas incluso, pero era demasiado evidente el estado de ese hombre. Han hablado de otras cosas, muchas interesantes. Y el hombre proseguía:
"El problema es que hay un momento en que las cosas acaban. Es así, no hay que darle muchas más vueltas, podemos ponernos como queramos, tú, Dragó, seguramente no piensas lo mismo pero hay un momento en que todo termina. Y después de eso uno tiene que decidir qué hacer, si seguir varado o acabarlo todo de una vez: con cicuta, o con whisky o con lo que sea. Esa es la realidad, aunque algunos se empeñen."
Dragó relaciona su novela con algunas películas de cine. Y Sergio Berrocal añade que sin el cine no hubiera podido seguir viviendo, que hay películas que te devuelven la vida, como las de Frank Cappra (ese que todo lo terminaba en final feliz) pero que hay que ser muy valiente para hacer eso, “que hay que ser muy macho”, no es tanto cuestión de ingenuidad.
"Las películas... el cine clásico... es que la gente no sabe lo que tiene!"
Es importante que todo esto lo vean desnudo de intenciones porque así lo ha dicho este hombre. Ha hablado, no ha especulado, ni era algo que se tuviera preparado. Ni siquiera se considera escritor, se hace llamar "escribidor"; los escritores son otros.
Hablan de Hemingway que también se suicidó cuando vio que todo había terminado y de otras cosas. El entrevistado asegura que su vida ha sido un desastre, repleta de errores. Dragó le habla de las tres ciudades- infierno (completa Sergio con el segundo sustantivo) que han determinado su vida: Brasilia, La Habana y París, algunas temporadas en Sevilla y una noche en Granada, a lo que el escritor contesta "ah, sí, una noche en Granada", lo que hace pensar a Dragó y al espectador en una mujer que de alguna manera le desgarró. En muchas entrevistas ha declarado estar “varado”, parado completamente, inmóvil. Él vive ahora en Fuengirola.


"Imagínate, vivo en el fin del mundo. Es un pueblo maravilloso, que antes era de pescadores, y ahora es de turistas, pero es el fin del mundo. Más allá solo está el mar y más allá África, y qué hago…¿vuelta a empezar?."
Él nació en Tetuán, y de allí comenzó una huida que duró toda su vida. Empezó casándose con una prima a la que adora (y todavía sigue siendo su mujer), se le acusó de adulterio por su entorno por lo que tuvieron que salir huyendo si mal no recuerdo. Tuvo un padre absolutamente recto, militar, al que los propios moros llamaban "Capitán Veneno".
"Durante la mayor parte de mi vida lo odié, ahora creo que lo quiero un poco. Fue un hombre muy guapo."
"Pero de verdad crees que estás varado!?”, repite Dragó., "Claro que sí, Fernando, claro que sí. Esperando que llegue el último barco."
Su novela, le dice Dragó, "es una tragedia griega y es también un viacrucis. Un viacrucis con diez capítulos. Jesucristo vivió catorce, por lo que te quedan cuatro más, Sergio (risas, como queriendo quitar importancia haciéndole un guiño). Te quedan varias novelas por escribir, al menos cuatro."
Contesta el escritor, "Así sea como dices, la cuestión es que yo soy un tipo demasiado poco importante. Jesús, se crea o no en él, eso no lo sé, fue grandioso, hizo que creyéramos en algo, nos transmitió ilusión... llevamos veinte siglos con lo mismo, y él sigue ahí colgado en una cruz...por eso tuvo catorce, yo no llegó a eso ni en broma. Yo me quedé en diez".

miércoles, 7 de enero de 2009

Debiéramos ser incansables


"Todo de antes. Nada más jamás. Jamás probar. Jamás fracasar. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor".
Samuel Beckett
Ánimo, hermanita, nunca te canses.