jueves, 24 de noviembre de 2011
UN PULSO AL IMPOSIBLE
Si nadie es capaz de encontrar un trabajo decente, ni siquiera un trabajo, imaginen tratar de vivir actuando, pintando, esculpiendo o escribiendo. Un pulso al imposible. Apuesta que se redobla estando las cosas como están.
Marcos Ordónez, crítico teatral de El País, escribe hoy en su periódico a propósito de la situación que actualmente atraviesa el mundo del teatro. Y viene muy al caso que lo lean para saber cómo respira la cosa y la jeta que algunos tienen.
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Teatro/espanol/viaje/parte/elpepicul/20111124elpepicul_1/Tes
miércoles, 14 de septiembre de 2011
TORRES ARDIENDO MÁS ALLÁ DE ORIÓN
El once de Septiembre de 2001 tomaba unas cañas en el bar La Giraldilla de Cáceres junto a mi exnovia y un amigo de instituto, de curioso apellido para lo que viene al caso, Torres. Recuerdo que los tres habíamos salido de hacer un examen de Septiembre cada uno en su carrera. Mi amigo había hecho un buen examen de Materiales o alguna asignatura del estilo. Mi ex no había contestado a todo en su examen de magisterio infantil pero no le importaba mucho porque ya sabía que esas cosas carecían de importancia. Lo mío era algún derecho, puede que mercantil, y no sé muy bien si no me presenté o hice un examen mediocre, o un examen aceptable pero desde luego en ningún caso un buen ejercicio porque me recuerdo postrado en la barra mirando la tele colgada en la esquina del techo mientras mis acompañantes no paraban de reír.
El camarero echó una ojeada a la tele cuando me vio tan embelesado. En la pantalla las Torres Gemelas echaban humo mientras las letras corrían a toda velocidad por debajo dando detalles reales o inventados sobre el incidente. El locutor, Matías Prats, dijo que se habían incendiado. De primeras me pareció espectacular y después extraño. Mis amigos se reían comentando algo, entonces pedí un poco de silencio porque aquello era tan extraño y tan espectacular que merecía un poco de atención pero ellos parecían tener asuntos más importantes que atender y Torres le pidió con sorna al camarero que andaba trajinando en la cocina si hacía el favor de grabarme las imágenes ya que me interesaban tanto. Entonces soltó una carcajada y todos se rieron con él, yo también sonreí pero seguí mirando aquellas imágenes esperando no sé qué. Recuerdo que comíamos salchichas con salsa brava, recuerdo que me fui de vuelta a mi pueblo solo, en el Fort Scort rojo. Recuerdo que fue un viaje agónico porque no tenía radio en el coche o estaba estropeada y por aquel momento ya intuía que aquellas torres no podían haber echado a arder por cualquier cosa. Recuerdo también que aquellas imágenes reales me parecían casi una película. Por la tarde o al día siguiente, compré como cinco o seis periódicos con la noticia en portada y los devoré sabiendo que aquello era horrible pero al mismo tiempo histórico. Una sensación extraña.
Hace un par de años quise volver a verlos y no estaban en el trastero. Le pregunté a mi madre y dijo que quizá los tuviera mi abuela. Cuando subí a verla estaba blanqueando la pared del corral y para que las gotas no salpicaran el empedrado había cubierto el suelo con un montón de torres ardiendo.
martes, 13 de septiembre de 2011
DEL OTRO LADO
viernes, 5 de agosto de 2011
LA CASTA POLÍTICA
HAY DÍAS Y DÍAS
Uno. He vuelto a ir a un espectáculo de Santi Senso.
Dos. Me he reencontrado con un Jose (o José o Jota o Potar o José Jesús o Chechulo) que hacía tiempo que no veía.
Tres. He leído una pintada en la pared de mi casa que me ha gustado y que no he fotografiado porque la cámara de mi móvil está k.o. Un empleado municipal la estaba limpiando sin éxito: "Inmigrantes, por favor, no nos dejéis solos con los españoles".
lunes, 25 de julio de 2011
CONFIAR DEMASIADO EN UN ESTILO DE MÚSICA
jueves, 14 de julio de 2011
- Mira, ésa ha iluminado el cielo entero
y yo quería ser la estrella que vimos, una pura incandescencia que atraviesa el tiempo quemando el polvo que la rodea. Esta mañana el cielo estaba claro y sólo había una nube pinchada en una antena. Deberían llover lágrimas el día que pedimos perdón. Perdonad la arrogancia con que os traté y cómo os fui negando, sacudiéndome uno a uno como polvo en el camino, mientras yo me hacía grande y me levantaba sobre mí mismo y me convertía en lo que siempre había deseado. Mi madre a la salida del cole
-Ten cuidado con lo que quieres ser, porque lo conseguirás
soy un conjunto de cadáveres, un collar del que penden cuidadosamente cada uno de vuestros afectos ya secos y fosilizados. Un collar que luce espléndido en mi cuello. Pero todavía recuerdo
- Ves, la Osa Mayor es aquella
sentado en ese parque pequeño o grande en el que había voces en los arbustos que susurraban lo felices que éramos. Pero ahora no sé quién soy. Me gusta pensar que estoy repartido en cada uno de vosotros: mi brazo contigo, Manuel, mi nuca en la cama de Laura, mi tobillo y mis uñas con María, mi boca en tu piel, Alejandro, mi lengua en aquella chica extranjera que una vez me amó, mis pulmones en Tomás, los agujeros de mi nariz por los que tan mal respiro
(sniff, sniff)
en los zapatos de Adriana, mi corazón en una buhardilla, picoteado por un pajarito que lo toma de alimento, mi ombligo lo guardas tú, Mamá, no lo olvido. Mi nombre es Legión. No tengo apellidos.
Al final de la tarde han caído unas gotas. Entro en casa y dejo el pájaro triste del paraguas en la puerta. Me preparo para la noche, para recibirla solo ahora que lo merezco. Me gusta disfrutar de esta culpa de haberos ignorado pensando que podía prescindir de vosotros. Me he convertido en lo que quería, lo hice de una manera perfecta, como cuando dibujaba aquellas circunferencias con el compás
- Muy bien, hijo mío
Ahora tengo una pelota chiquitita (tan redonda como las de clase de gimnasia) en algún lugar del estómago. Es increíble que una cosa tan pequeña como una estrella
- ¡Mirad, mirad, esa sí que brilla!
me esté destruyendo de manera tan dulce. Ya no sabéis quién soy, nada de mí queda en vosotros. Aquel parque que no era la felicidad, ni la infancia, ni la amistad, sino el lugar al que siempre debí llevaros y nunca lo hice, está ahora delante de mis ojos
- Y mis ojos están contigo, ¿recuerdas?
Ahora que me rodeáis, ahora que es de noche, os pido disculpas por última vez. Palabra de honor que deberían llover lágrimas el día que pedimos perdón.
sábado, 25 de junio de 2011
De lo que no cicatriza
El problema está en arrastrar una herida que no es la tuya. Ni siquiera es una herida que quieres. Si todos, para ser hombres, debemos cargar con la nuestra podríamos elegirla al menos. La mía no me gusta. Hubiera querido otra.
lunes, 23 de mayo de 2011
viernes, 20 de mayo de 2011
La aventura en la Puerta de Sol

lunes, 28 de marzo de 2011
SOBRE EL BEST- SELLER
sábado, 12 de marzo de 2011
SOBRE EL CINE AMERICANO
sábado, 19 de febrero de 2011
YO, ETC.
Martín López- Vega es un joven poeta asturiano con varios libros publicados. Ya me había acercado a él pero no tenía noticia de su último poemario, "Adulto extranjero" (DVD Ediciones). Lo descubrí en un blog donde destacaban un poema que me impresionó.
BIRKENAU EN DICIEMBRE
Ni siquiera ha nevado
para que nosotros,
los turistas de la conciencia,
alcancemos con facilidad
la suprema compasión.
Al menos
tampoco está la primavera
para desubicarnos
con un contraste poético,
algo es algo, sólo hay cuervos
y políticos
con flores blancas en la mano.
Si a alguien se le ocurre
la idea del infierno
sucede que un día
otro,
menos dotado para la alegoría,
acaba por construir su puerta,
y tras la entrada
sitúa ángeles descarriados
para que separen en dos filas
a quienes sirven
y a quienes no sirven
al proyecto del Gran Calculador:
no los buenos y los malos,
tan sólo los aprovechables
para el trabajo sucio
y los que ni para eso,
al fin y al cabo esto es el Infierno,
construido según
la normativa vigente
al respecto,
el cielo queda afuera,
por fin limpio,
la pureza ya puede
multiplicarse a gusto—
les desprenden de todo,
la ascesis debe ser completa:
maletas a un lado,
ya servirán
para los viajes de otros,
gafas, cepillos,
cabellos con los que hacer
chaquetas para otros.
Las vidas a un lado,
no se reciclan las vidas—
Take your time, dice el guía,
yo les esperaré afuera, prefiere
la compañía de los cuervos
al hedor de nuestras conciencias
que duermen mientras pensamos
«lo imaginaba más grande»,
mientras nos impresionamos
de no impresionarnos
como esperábamos.
Somos, ya se sabe,
contemporáneos
del desorden,
contradictorios,
fragmentados,
con derecho al capricho.
¿Esa, la herencia de esto?
Ah no sé, yo soy de estos.
Si en verdad aquel murió,
como dicen,
en la cruz por nosotros,
por quién murieron estos,
de qué nos liberó su muerte,
quién va a creer en ellos,
qué infierno ideal se construirá
usándolos como excusa
(miles de cristos involuntarios)
para que lo haga real quién y cuándo—
es hora de volver al autobús,
en la radio suena
«Wonderful life»
y nuestra guía sonríe
mientras ofrece las excursiones
del día siguiente,
la ruta comunista,
minas de sal, vodka, bisontes,
todo dice
«nada importa nada»,
probablemente
en una de esas vallas publicitarias
cuya lengua no entendemos
la joven en sujetador nos diga
«El Gran Calculador
les agradece su mala conciencia.
No es necesario
que hagan nada más»—
el gas descendió
sobre sus cabezas
y tenía la misma forma
que el espíritu santo.
sábado, 12 de febrero de 2011
LOS PERROS ROMÁNTICOS
y estaba loco.
Había perdido un país
pero había ganado un sueño.
Y si tenía ese sueño
lo demás no importaba.
Ni trabajar, ni rezar,
ni estudiar en la madrugada
junto a los perros románticos.
Y el sueño vivía en el vacío de mi espíritu.
Una habitación de madera,
en penumbras,
en uno de los pulmones del trópico.
Y a veces me volvía dentro de mí
y visitaba el sueño: estatua eternizada
en pensamientos líquidos,
un gusano blanco retorciéndose
en el amor.
Un amor desbocado.
Un sueño dentro de otro sueño.
Y la pesadilla me decía: crecerás.
Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto
y olvidarás.
Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen.
Estoy aquí, dije, con los perros románticos
y aquí me voy a quedar.
jueves, 10 de febrero de 2011
MI ABUELA
En la cocina preparo un café en polvo con leche, también en polvo. No tengo galletas, ni mucho menos magdalenas pero mientras meneo la cuchara pienso en mi abuela,
- Escríbele una poesía, anda, que tu abuela ya hace 87 años.
- Ahora se la escribo, mamá.
- Escríbesela anda, y la cuelgas en el blog, verás que ilusión le hace.
- No seas pesada.
- Con lo lejos que estás. Y yo aquí sola. ¡Escríbesela!
El ras, ras eterno de la ropa contra la piedra de la pila de lavar, mi abuela en el corral lavando la ropa de la familia, podía haber hecho la colada al pueblo entero, ras, ras, y a colgar. Todo el corral estaba repleto de ropa blanca suspendida, chorreando un agua olorosa de jabón de sosa. Recogí otra vez las enormes bragas de mi tía llenas de tierra
- Tráelas chico
se las llevé a mi abuela que las sumergió en la magia de esa pila de lavar que sacaba las cosas blancas.
- Y si me meto dentro abuela, de qué color salgo yo.
No decía nada, ella solo lavaba y se reía muy fuerte. Y cavaba la tierra del corral para plantar
- Cuatro cosillas, para tener fruta para el verano
Yo me pasaba las horas muertas en el corral, esquivando los limoneros, las higueras, los rosales junto a la pared recién blanqueada. Las rosas reventonas, enormes como coles con algunas motas de cal en los pétalos, las hojas salpicadas del blanco de la pared por las prisas de mi tía a la hora de blanquear.
-Venga, agarra ahí el plástico. Échalo para acá.
En el metro de camino a Smichov me di cuenta de que solo mi abuela hacía las cosas bien. Mi abuela es un círculo que no se preocupa. Y yo todo el día pensando en mí y mi abuela sin su poema de 87 años. Y yo incompleto, yo eternamente pensado, yo frente a una fila o columna de profesores que me alaban y pongo cara de no saber que soy un genio, pura megalomanía, yo viviendo una vida prima desde los dieciséis años, impostando voces, haciendo el payaso, dando a entender lo que no soy incluso por encima de los límites aconsejables,
- “No me salvéis, intento así perderme.”
Mal leído Fonollosa, mal leído Nietzsche, parálisis, libros sin el lomo arrugado, un niño superdotado, mucho peor que un suicida, peor, un hombre que se arruina la vida pero sigue vivo,
- No exageres, chico.
Necesito a alguien que me guíe, un gurú, alguien que me de aliento
- Hijo, ¿por qué escribes estas cosas tan feas?
Ha pasado un año y las calles de Praga anestesiadas, pero ¿y la gente?
- ¿Quedamos mañana, Ivana?
- Coño, Ula, que no sé bailar tango
- Manu, tío, no has puesto la lavadora.
El jersey de cuello de pico con una mancha de frambuesa y sólo veinte minutos para ir al trabajo. Mi abuela ras, ras, y ya estaría limpio,
- Tráelo, chico
Y mi jefa, Irina,
- ¿Tú quieres trabajar aquí o en el cine?
Y yo, es-que-mira-esto-no-me-disgusta-pero-el-arte-es-lo-que-me-llama y entonces un frío grande, un suelo negro, donde estoy tumbado ensayando Medea Material, casi desnudo, exhausto, frente a un espejo, y la intuición de que mi padre iba a morir cuando todavía no había pasado nada, el director de teatro, gurú, me guió como pudo hasta que todo se estancó, no era él, pero aquella vez,
- Jason, tus hijos están muertos,
Me lo dijo con sequedad y yo, mejor que ninguna vez, rompí a llorar sin consuelo frente al espejo, me costaba reponerme, para animarme el director puso un cd, entonces empezó una obertura, era una tragedia pero por aquellos primeros segundos sonaba esperanzadora y quizá lo fuera, yo no sabía porque lloraba ahora,
- Porque al final la vida merece la pena.
Mi director exprimiendo sus últimos instantes de enseñanza y la ropa que me malvestía era blanca y simplemente estaba manchada de la sangre imaginaria de mis hijos imaginarios, y mi abuela metiéndola en la pila,
- Jasón, verás qué limpia sale.
Le acerqué la ropa de Jasón a mi abuela y vi, como todas las tardes, una mancha en el suelo del corral, pequeñita, circular y parda, y pensé, como todas las tardes, que era una piedra rara y por fin, me agaché pero me costó cogerla, no porque fuera pesada sino porque estaba incrustada allí por el tiempo, y descubrí que la piedra era, en realidad, una moneda de Alfonso XII,
- Mira que chula, Elo
ideal para presumir entre amigos, una moneda más vieja que mi abuela, ras, ras, pero mucho más oscura que la ropa que lava, Medea lavando sus trapos sucios, lady Macbeth, mi abuela matando a sus hijos para conseguir lo que quiere, mi abuela renunciando, mi abuela criando a sus hijos,
- Aprovecha el tiempo.
- Qué sí, mamá.
- Y come.
- Que sí.
Amanece, Praga está cubierta de nieve, las calles están vacías, la estación de Hlavní Nadrazí lleva tiempo escupiendo gente. Camino con mi jersey de cuello de pico, he conseguido disimular la mancha, es tan temprano que la nieve aún está blanca en las aceras, la calzada tiene el grueso de un palmo, ni rastro de huellas, ni rastro de sangre, solo hay un bulto al final del camino, es un pájaro muerto, está tan gélido que ni siquiera se le distinguen los colores.
Y mi abuela,
- Qué bonita la moneda, anda, llévasela a tu padre.
miércoles, 9 de febrero de 2011
DICHO POPULAR
sábado, 29 de enero de 2011
lunes, 24 de enero de 2011
POESÍA CUBANA
Felices los normales, esos seres extraños,
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta."
martes, 18 de enero de 2011
SOBRE EL CINE AMERICANO

"De niño, vi muchas películas norteamericanas que me dejaron una gran impresión. No me acuerdo de sus títulos, sólo de su clima. El cine norteamericano es el único que me inspira cierta consideración porque es el único que realmente ha tenido un público. Es lo que consiguió el cine alemán antes de 1933 y por supuesto también hay directores en otros países que individualmente tienen contacto con el público. Pero en conjunto el cine norteamericano es el que ha tenido unas relaciones más felices con su público, y es porque no intenta ser un arte. Es una especie de cine que intenta divertir con el mayor suspense posible. Su estilo narrativo está desprovisto de complicaciones, de artificio. Es artificial, por supuesto, pero no artístico (...) Un europeo no tiene la misma ingenuidad que un cineasta de Hollywood. Nosotros siempre estamos obligados a considerar con mucha atención lo que producimos y cómo lo producimos, pero un día, estoy seguro, llegaré a contar historias sencillas. Y éste es mi continuo esfuerzo, aunque me causa muchos problemas. Los directores de cine norteamericanos se sitúan a un nivel que me parece muy sano. Tienen la idea de que Estados Unidos es la tierra de la libertad y de la justicia y hacen sus películas desde este punto de vista sin preocuparse demasiado del resto. Esto me parece admirable. Pero yo nunca he intentado copiar una película de Hollywood, como han hecho los italianos. Nosotros, más bien, hemos construido nuestras películas sobre nuestra comprensión personal del cine norteamericano."