martes, 31 de marzo de 2009

Los ocho pecados capitales del arte contemporáneo


A propósito de la exposición de Francis Bacon en el Prado (nunca me perdonaré no haber ido a visitarla) estuve buscando información sobre el célebre pintor irlandés. De su biografía pasé a una cosa y luego a otra, y acabé preguntándome por el arte contemporáneo en general. Hay algo en las pinturas de Bacon que me subyuga y me aterra por igual. Sus cuadros no dejan de hablarme pero es sorprendente lo mudas que se quedan ante mí las pinturas de otros artistas recientes, lo que me produce sentimientos contradictorios. ¿Es en gran medida el arte contemporáneo una estafa? ¿Por qué resulta tan vacío? ¿Es un signo de nuestro tiempo o es lo que nos pretenden transmitir propiamente los artistas? Más allá de ingenuas conjeturas hace tiempo hojeé un interesante libro de José Javier Esparza, en el que el autor se aventuraba a lanzar algunas claves que están vaciando de todo sentido al arte actual. No estoy de acuerdo con todas sus tesis pero sí al menos me parece interesante que promueba cierto debate con sus comentarios. La broma de Duchamp, que era broma y era arte al mismo tiempo, tuvo su sentido en las vanguardias de principios de siglo pero parte de los artistas contemporáneos, ¿no han repetido hasta la saciedad ésta y otras fórmulas del siglo pasado?


Les dejo con un pequeño extracto en el que se enumeran los delitos en que se incurre actualmente:


1. Búsqueda obsesiva de la novedad, objetivo fundamental del creador. El artista no aspira a crear una buena obra, sino una obra nueva, que sorprenda por su novedad.
2. Desaparición de significados inteligibles. Si no se entiende, mejor. Si se entiende, el artista cree que ha fracasado.
3. Transversalidad de los soportes, todo vale, el propio soporte se convierte en arte.
4. La consagración de lo efímero.
5. La vocación nihilista, la carrera desenfrenada por destruir cualquier referencia sólida, estable.
6. Apariencia de subversión, cuando en verdad está en gran parte subvencionada desde el poder de turno, que sigue sin entender ese arte, pero que se siente moderno amparándolo.
7. El naufragio de la subjetividad del artista, que no valora otra realidad distinta de propio yo, y que, termina por no entenderse ni él mismo.
8. Obliterar cualquier búsqueda de la belleza, concepto que se considera retrógrado y perverso.
Dicho esto, considero que hay dos cosas que el arte contemporáneo no logra fraguar en muchas obras:
1. Muchas de las obras y los artistas no logran hacer que la obra “hable”, en el sentido de obrar en una forma cierto concepto o contenido del mundo, que sería lo que las torna inintelegibles para el público. El arte, o el concepto de arte, que se maneja es el artilugio por el cual un artista troca en forma (imagen) un contenido (idea del mundo): muchas veces asistimos a obras que en su forma no contienen ni sostienen el concepto que quieren revelar y ahí es cuando se rompe esa relación.
2. Las instituciones del arte (museos, críticos, galerías, bienales, mercado) son las que muchas veces ponen en el lugar del arte a artistas y obras cuyo obrar no ha dicho nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Señor Lucio Tibio,
Me estoy aficionando a su diario.
Es la forma más veraz de saber que está vivo,
por encima incluso de un cómo estás y un qué tal te ha ido.
Saludos desde un tejado en Praga
llegando a la desembocadura
de una larga noche
solitaria