sábado, 16 de enero de 2010

Jardiel o el olvido de un autor


Es de agradecer la valentía de llevar a escena un autor pretendidamente olvidado en la actualidad. Enrique Jardiel Poncela fue genio y figura y así lo demuestra en sus obras. En la versión de Pérez de la Fuente que estos días pudimos ver en el Canal, hay mucho respeto al verso, muy bien dicho, y unos pocos buenos actores. En especial, Jacobo Dicenta, que, con su actitud desgarbada y su dicción desencantada, revierte el tópico del Don Juan hasta convertirlo en un cuasi-Don Juan de la Generación X. Chete Lera está poderoso, aunque el día del estreno se desinfló en el tercer acto, como toda la obra, acusando un bajón de energía. Otra es la impresión que ahora tendría estando la representación bien rodada. Entre el elenco, Samuel Señas, actor todo-terreno, de trabajo casi invisible pero que deja una pincelada en cada escena en que aparece. Es como Senna en la selección, o como el bajo en los conciertos, si no está, se nota. El problema es que aparece poquito. En cualquier caso, enhorabuena, Samu.

La obra tiene aciertos indudables pero también tiene excesos. El volumen del sonido es altísimo como bien señala Marcos Ordoñez en una crítica, por otro lado, bastante elogiosa. Hay, también, un abuso del "tiempo-bala", algo a lo que el director madrileño es muy aficionado y ya probó en Puerta del Sol, adaptación de textos de Pérez Galdós. La escenografía es vistosa pero, a veces, innecesariamente barroca (en todo caso, un acierto total el de la tapia del cementerio).

Los juegos en el espacio con los que resuelve alguna situación si son más interesantes y una charla con Samuel me convenció de su pertinencia. El verso como dije, es ágil y bien trabado, y le hace pensar a uno en lo poco que Jardiel ha sido llevado a los escenarios en los últimos años. Como bien dijo Andrés Trapiello, "la derecha ganó en la guerra pero perdió en la historia de la literatura". Muchos autores más que reivindicables no se han leído nunca o han sido enterrados bajo una capa de desprecio político que nada tiene que ver con las letras. La corta visión de los políticos no ha hecho sino agravar esta situación hasta empeñarse en cerrar la puerta a autores que pagaron muy alto el precio de acercarse al franquismo, o simplemente no manifestarse abiertamente en contra. El público ha sido también despiadado al respecto. Por ello, es de agradecer el gesto de Pérez de la Fuente con su Angelina.
Aquí una pequeña entrevista al autor y sus próximas actuaciones.

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